1)NO ME ACEPTO COMO SOY
Nos ha tocado vivir en una cultura de ruidos y activismo. Los medios de comunicación, las redes sociales, la situación política contribuyen a agravar la situación. Debido a todo ello, la mayoría de los humanos, incluidos los católicos, se mueven en la superficie; sin sospechar la fuente de paz, gozo, fortaleza y vida plena que se oculta en su interior: “El Reino de Dios está dentro de vosotros”, nos asegura Jesús (Lc. 17,20).
Como la mayoría de los humanos se mueven en la superficie, andan preocupados con tantos problemas que nunca se solucionan, porque no van al problema de fondo. Cualquiera que sean los problemas que más preocupan a uno, el problema de fondo más común suele ser: Falta de aceptación de uno mismo, poco amor verdadero a uno mismo.
SÍNTOMAS:
A continuación detallo algunos síntomas de que no percibo mi propio valor, ni me amo como debiera:
- Me critico, me regaño y me culpo fácilmente. Con frecuencia, me digo a mi mismo: Deberías ser,…..Deberías hacer…O me digo: Soy demasiado alto, bajo, feo, gordo, torpe, ignorante…Incluso me digo: No valgo nada; no sirvo para nada. Y me cuesta tomar decisiones porque “estoy seguro de equivocarme”
- Daño mi salud con desorden en la vida, en el sueño o comida; o con tabaco, alcohol, drogas. Por otra parte me demoro en hacer las cosas que me beneficiarían.
- Me domina el egoísmo y la preocupación con mi propia imagen, o impresión que causo a otros. Soy excesivamente reservado. No puedo tolerar que otros me critiquen, o saquen a relucir mis faltas.
- Me cuesta aceptar a los que son diferentes, o piensan de otra manera. Atraigo amigos o amantes que me humillan y abusan de mi (complejo de mártir).
Detrás de algunos síntomas como fumar, comer demasiado, enojarse por nada….además de carencia afectiva suele haber también otros problemas de fondo como gran inseguridad o rebeldía. En todo caso, no tiene sentido luchar con los síntomas sin ir al problema de fondo.
El reconocer con calma, alegría y gratitud mis propias fallas es señal de madurez y de humildad; y me pone en camino de sanación. La verdad vista desde Dios, libera. Y la gran verdad es que Dios me acepta y me ama como soy. Me lo asegura mil veces la palabra de Dios. Su amor por mi es eterno, totalmente gratuito y más firme que el de mi madre: Jr. 31,3; Is49,15. Su amor me libera de todo temor, me ofrece protección y seguridad plena: Is 43,1-4; Is 54,4-10. Su amor cura mis heridas Ez 34,11-16.
El amor de Dios llega a extremos impensables en Cristo Jesús a ser sus hijos; nada ni nadie podrá separarnos del amor victorioso de Dios.
Cuando Jesús se bautizó, la voz del Cielo declaró: “Tu eres mi Hijo amado, en ti me complazco”(Lc3,21). Cuando nos bautizamos nos revestimos de Cristo. (Ga 3,16) Dios nos mira y ama como al mismo Jesús. En el Reino de Dios todos somos primogénitos(Hb 12,23)
La experiencia del amor de Dios siempre viene del Espíritu Santo: “El amor de Dios se derrama en nuestros corazones por el Espíritu que nos ha sido dado” (Rm5,5) Nada como la experiencia del amor de Dios ayuda a perdonarse, aceptarse y amarse sanamente a uno mismo. Es un paso gigante hacia un cambio positivo y decisivo de la vida. Esta es la cura milagrosa.
Es Espíritu actúa no por magia, sino cuando a él nos acercamos en humildad y nos abrigamos en oración y en escucha de la palabra de Dios. Él siempre agrade nuestra cooperación. Un modo de cooperar con el Espíritu es el siguiente ejercicio:
MÍRATE AL ESPEJO:
Casi todos los mensajes negativos recibidos en la niñez venían de personas que nos miraban a la cara. Tantas veces al mirarnos la cara en el espejo nos hemos dicho (mentalmente) algo negativo, que agravó nuestros complejos. Mírate al espejo detenida y repetidamente, si tu nombre y repite:”_ _ _ _ _, Dios te mira y te acepta y te ama así como eres….Yo te amo y te acepto exactamente como eres y doy gracias a Dios por ello”
Cada vez que te venga un pensamiento negativo, repite lo mismo una y otra vez, con paz y serenidad. Cuando puedas decir ya lo anterior sin resistencia, mírate al espejo y repite: “Estoy dispuesta/o a cambiar y a ser una persona nueva, como Dios desea. Ven Espíritu Santo, realiza en mi tu obra de amor.”
Al contemplar tu rostro en el espejo di: “Detrás de este rostro Dios ve a Jesús, su amado y él se complace grandemente. Gracias infinitas, Padre por tu amor que nunca me faltará: gracias por ese amor que me transformará plenamente en lo que tú ya ves cuando me miras”
2)AUTORRECHAZO
El niño desde el comienzo de su existencia en el seno materno capta aceptación o rechazo, amor o desamor. Y eso marca su vida. Después de nacer, se va descubriendo a sí mismo a través de los ojos de sus padres y otras personas que lo aprecian. Ellos son el espejo donde se ve reflejado. Ellos pueden ser también el espejo, que refleja el amor regenerador de Dios. Para aceptarse a sí mismo el niño necesita que otros lo miren con amor y aprecio sincero.
Cuando el niño no encuentra ese aprecio no percibe su propio valor, se siente inseguro, plagado de dudas sobre sí mismo y tarde o temprano, cae víctima del autorrechazo, que tanto complica la vida. El autorrechazo hace que algunos sientan rebelión contra una sociedad, que lo ha defraudado. El fondo de muchos casos de alcoholismo, drogadicción, prostitución y atentados de suicidio está la sombra del autorrechazo, a veces agravada por autocompasión y culpabilidad.
Causas del Autorrechazo:
Un embarazo no deseado; el mirar al recién nacido más como una carga que como un don; expresiones de rechazo como “ojala no hubieses nacido”; expresiones de ridículo, como “tonto, no vales nada”. Fracasos combinados con falta de aprecio, hacen que uno se desvalorice en sus propios ojos, forma una imagen muy pobre de sí mismo y no aprecia su valor como persona. Sólo Dios sabe cuánto sufrimiento hay en el mundo a causa de ello.
Y solo el amor de Dios aceptado con Fe en toda su gratuidad, puede redimirnos de las fuerzas del autorrechazo.”¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella llegase a olvidarlo, yo no lo olvidaré, Pues te tengo gravado en la palma de mi mano” (Is 49,15)
3)MIEDO
Después de pecar el hombre se esconde, Dios como un padre lleno de amor y no sin ansiedad, lo busca,¿Donde está? El hombre contesta: “Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo, por eso me escondí” (Gn 3,9) ¡Que desconcertante es el miedo y qué común!
Muchos tienen miedo a Dios; temen su ira, su castigo, porque desde su niñez han imbuido una imagen falsa de Dios, como un ser justiciero y vengativo. Padres muy severos o maestros poco comprensivos pueden dejar una secuela de miedos: miedo a la autoridad, miedo a tomar iniciativas, miedo a desagradar a otros.
El miedo paraliza. Sustos, accidentes, películas o historias de terror, en la niñez, pueden crear miedo a la oscuridad, a viajar solo, a enfermedad, a insectos. Una mujer era incapaz de entrar sola a un ascensor o de estar sola en una habitación cerrada. La raíz de su complejo: cuando su madre estaba embarazada quedó encerrada mucho tiempo en un ascensor.
“Así dice Yahvé tu creador: no temas que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tu eres mío. Si pasas por las aguas, yo estoy contigo. Si andas por el fuego, no te quemarás, ni la llama prenderá en ti, porque yo soy tu Dios, tu Salvador, y eres precioso a mis ojos, YO TE AMO, No temas que estoy contigo” (Is 43,1-5)
Para llegar a su escuela, en la India, una niña tenía que cruzar la jungla; algo que le causaba terror. En un retiro, descubrió a Jesús como su mejor amigo, y le ofreció sus miedos. Al llegar a la escuela al día siguiente dijo a sus compañeras: “Ya no tengo miedo de cruzar la jungla, porque Jesús está conmigo”. Una de ellas repuso: “Aunque Jesús esté contigo, el caso es que tú no lo puedes ver”. “No importa”, respondió la niña, “por la noche en mi casa yo no tengo miedo; aunque no veo a mis padres, sé que están conmigo”. Su Fe en el Amigo invisible la libró del miedo.¿Y por que no a ti? “El Señor es mi luz y mi salvación,¿A quien temeré? El Señor es el refugio de mi vida, ante quién temblaré? (Sal 27).
4)INSEGURIDAD, ANSIEDAD Y DUDAS
Complejos de este tipo surgen a veces; debido a la pobreza y desempleo de los padres, o a un cambio de domicilio; cuando los padres no se entienden mutuamente, cuando mamás sobre protectoras retardan con su afecto posesivo el crecimiento de sus hijos; cuando padres exigentes tienen a sus hijos ansiosos por no desagradarles; cuando padres o profesores castigan sin explicaciones; o muestran preferencia por un niño ante otro.
Testimonio: ” En mi niñez me sentí siempre como atado a mi mamá; aún en mi edad adulta no me encontraba seguro lejos de ella. Ahora he descubierto la causa: y es que cuando mi madre estaba embarazada, había peligro de aborto y ella tenía miedo de perderme”.
Un profesor: “Al cambiar de colegio me tocó una clase muy mala. Pronto comencé con dolores de cabeza e insomnio, cada vez más frecuentes. Todo era debido a mis dudas,”Me aceptarán, no me aceptarán?. Me costó hasta que me abandone en los brazos de mi Padre Celestial. Y ahora vivo en paz y con buena salud. Él me libró de mis temores; Él es mi seguridad”
“Todo lo puedo en Aquel que me fortalece…Por eso elijo luchar con las fuerzas de Cristo que actúa poderosamente en mi”
5)CULPABILIDAD
Uno puede arrepentirse, confesarse y recibir el perdón de los pecados y al mismo tiempo quedar con una carga aplastante de culpabilidad. Para librarse de ella es necesario ir a su fuente y presentarla a Jesús.
La fuente puede estar en el subconsciente, cuando el niño ah causado pérdida de salud a su Madre, cuando ah causado dolor, desilusión, disgusto a sus padres; cuando ah deseado la muerte o un mal a un ser querido, y eso casualmente a venido a suceder.
También dejan su marca de culpa: mentiras, pequeños robos, engaño, reacciones internas de rabia contra Dios, contra padres, hermanos.
El niño es muy impresionable y confía plenamente en sus padres. Al ver a su niña de 5 años manipulando el sexo, su mamá le gritó: “Sucia, no hagas eso, es pecado”. La niña se sintió tan sucia y culpable que en su subconsciente llegó a esta conclusión: “Dios ya no puede amarme porque soy sucia. Por tanto nadie debe amarme”. Como explicamos en post anteriores la niña se tragó una gran mentira: Soy sucia, pecadora”. Y en su interior se grabó una promesa negativa:” Que nadie me ame”. La autocondenación en este caso llegó a ser tal, que en su juventud rechazaba toda muestra de cariño y de amistad, por sentirse totalmente indigna, y porque le era imposible creer en el amor de los demás. Tenía más de 20 años cuando pudo abrir su corazón a Jesús y perdonarse a sí misma. De ahí comenzó un proceso de sanación y de apertura a la vida y al amor. Quiera el Señor completar la obra de amor que Él comenzó .
La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya para los que están en Cristo Jesús. Estoy segura de que ni la muerte, ni la vida, ni lo presente, ni lo futuro, ni criatura alguna podrá separarnos del Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús.
6) TRISTEZA, SOLEDAD, DEPRESIÓN
“Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra” (LC 22,44). Jesús llego a sentir miedo, angustia y una tristeza infinita, que lo hizo confesar:”Mi alma esta triste hasta el punto de morir”. (Mc14,34)
Muchas vidas inocentes están invadidas por la tristeza, y abiertas a la depresión desde muy temprano. Las causas más comunes son falta de amor y concordia en las familias. y la pérdida de un ser muy querido.
Escribe una amiga: “Mi pobre mamá nunca fue feliz en su matrimonio. Como yo era la hija mayor, me contaba todas sus penas y se desahogaba conmigo. Nunca conocí la paz y alegría hasta que descubrí que Dios me había dado otra Madre, a la que yo podía contar todas mis penas. Ella ha sido y sigue siendo mi consuelo. Gracias, Virgen María, porque siempre me escuchas con amor y me consuelas como verdadera Madre”.
“A JESUS POR MARIA”- ” AD JESUM PER MARIAM”: ¡Cuantas personas han encontrado en María el camino que les lleva de la soledad y tristeza a Jesús, a la alegría cristiana y vida plena!
Con frecuencia el error o la mentira aceptada viene a crear situaciones muy dolorosas. Por ejemplo cuando uno interpreta el enojo momentáneo de un ser querido como rechazo u odio. Un niño de 5 años adoraba a su padre y su padre a él. En un acceso de ira, un día el padre golpeo al hijo y lo echó al suelo. El niño lo interpretó como rechazo del ser que él mas amaba. Lleno de tristeza, se encerró en su propia soledad, incapaz de compartir con nadie lo que sentía. Eso lo llevo al hábito de la masturbación, que aumentó su angustia y su culpabilidad.
Por años vivió lejos de su familia y sintiéndose alejado de Dios. Volvió a su casa cuando su padre estaba muriendo de cáncer. Providencialmente había un retiro en la Parroquia y asistió al mismo tiempo. Allí se confesó, recibió la sanación de recuerdos, y sintió muy fuerte el abrazo de su Padre Celestial. Lleno de amor corrió a su casa y antes de que su padre muriera se reconcilió con él. Durante el funeral daba gracias a Dios públicamente por haberlo echo descubrir su inmenso amor y por darle la gracia de perdonar y aceptar a su padre antes de morir.